La cortesía es, junto a los principios de cooperación de Grice, una de las máximas establecidas para lograr un intercambio comunicativo eficaz. Recordemos: diga la verdad, dé toda la información necesaria (pero no más de la necesaria), sea claro, relevante y ordenado. No son unas reglas prescriptivas, pero su no cumplimiento puede llevar a una sanción entre “lo que se dice” y “lo que se quiere decir”.
La cortesía está sujeta a condicionantes situacionales, por lo que además del contexto, de la formalidad o no del evento comunicativo, se debe tener en cuenta a los interlocutores, mostrando interés ante su discurso, evitando interrumpir, empleando fórmulas de tratamiento, no imponiéndose.
Esto se debe a que en toda conversación existe la tendencia a salvaguardar nuestra imagen social. Sin embargo, podemos observar cómo en nuestra comunicación habitual se transgreden continuamente dichas normas. L. Hickey afirma que “…en la conversación cotidiana española el conflicto o la disputa constituye una norma de interacción social” . El desacuerdo es una muestra de imagen personal, frente a sociedades más corteses como la china o la sueca.
Actualmente se habla de descortesía verbal. La muestra más inequívoca es la televisión, especialmente la telebasura, de gran auge. No podemos obviar la influencia de este medio, tanto social como lingüística. “La televisión es el centro neurálgico de nuestra existencia”. La exposición diaria de los espectadores, durante horas y horas a este producto, en el que se viola toda norma lingüística y comunicativa, y que se toma como referente, no sólo contribuye al cambio de sistema de valores, sino también del uso normativo del lenguaje.
Sería inabarcable, pero repasemos su repertorio: empleo de términos soeces, de insultos, de imposiciones, gritos, falta de argumentación, de mentiras, interrupciones, cortes de mangas, palabras inventadas o mal dichas debido a que no conocen la correcta, frases inacabadas, frases ambiguas y agramaticales, muletillas, pataletas, sensacionalismo, escándalo… todo esto puedo convertirse en lo habitual.
Lo alarmante es que estos recursos descorteses se emplean para ¡subir la audiencia!, ¡y la audiencia sube! (lejos de ser descortés, me quedo sin palabras)
Este vídeo es muy interesante, trata la cortesía, el concepto de imagen, la descortesía...
Dejemos hablar a los "grandes profesionales" de "grandes temas":
Asunto muy importante en momentos de crisis:
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