domingo, 10 de abril de 2011

Bécquer


Hace algunos días edité una entrada de una poesía en wordle, cuando llegué a clase algunos de mis alumnos me comentaron que la habían reconocido fácilmente y se la sabían de memoria. Aunque ya había perdido la esperanza, comprobé que Bécquer sigue llegando al corazón de los románticos. Generalmente en los institutos se leen sus obras, casi siempre en cuarto de la ESO, sus Rimas y Leyendas, pero no Cartas literarias a una mujer o Cartas desde mi celda, donde el autor recoge su manifiesto poético. Es decir, su concepción de la poesía y la literatura.
Escribió:

La poesía eres tú, te he dicho, porque la poesía es el sentimiento, y el sentimiento es la mujer.
La poesía eres tú, porque esa vaga aspiración a lo bello que la caracteriza, y que es una facultad de la inteligencia en el hombre, en ti pudiera decirse que es un instinto.
La poesía eres tú, porque el sentimiento, que en nosotros es un fenómeno accidental y pasa como una ráfaga de aire, se halla tan íntimamente unido a tu organización especial que constituye una parte de ti misma. (…)
La poesía es en el hombre una cualidad puramente del espíritu; reside en su alma, vive con la vida incorpórea de la idea, y para revelarla necesita darle una forma. Por eso la escribe.
En la mujer, sin embargo, la poesía está como encarnada en su ser; su aspiración, sus presentimientos, sus pasiones y Destino son poesía: vive, respira, se mueve en una indefinible atmósfera de idealismo que se desprende de ella, como un fluido luminoso y magnético; es, en una palabra, el verbo poético hecho carne.


(Pincha para leerla completa, te encantará)


No recuerdo cómo surgió en clase el debate  sobre la creación literaria, sobre qué y cómo se inspiran los escritores, quizá porque tengo varios en mis aulas (a los que felicito). Les comenté los argumentos que había escuchado a Joaquín Sabina (que escribe poemas y canciones) y lo que había de Bécquer:

Por lo que a mí toca, puedo asegurarte que cuando siento no escribo. Guardo, sí, en mi cerebro escritas, como en un libro misterioso, las impresiones que han dejado en él su huella al pasar; estas ligeras y ardientes hijas de la sensación duermen allí agrupadas en el fondo de mi memoria hasta el instante en que, puro, tranquilo, sereno y revestido, por decirlo así, de un poder sobrenatural, mi espíritu las evoca, y tienden sus alas transparentes, que bullen con un zumbido extraño, y cruzan otra vez por mis ojos como en una visión luminosa y magnífica.

Cartas literarias a una mujer, Carta II

 Por cierto, la bella mujer de ojos azules era Julia Espín, cantante de ópera. Su musa no dejó de ser un amor platónico. Su mujer se llamaba Casta Esteban Navarro y era la hija del médico que le trató durante una enfermedad venérea.


Saber más:

Biografía de Bécquer.

Rimas y Leyendas.

Desde mi celda, Cartas literarias.



 





 

4 comentarios:

  1. Ayer echaron "Remando al viento" en la tele, por aquello del ambiente romántico. No sé si a tus chavales les gustaría.

    Saludos

    Javi

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  2. Qué sorpresa tan genial, hola Javier. A ellos les gusta Bécquer y de esos textos les hablé en clase, el Romanticismo como movimiento lo estudian el año que viene. Tengo la sensación de que ellos son más de series, tipo Física y Química. ¡Qué bien hablar contigo!!!!

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  3. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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  4. Hola, Jenny, ya te he enviado la invitación. Gracias por tu interés. Espero que disfrutes las vacaciones.

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