No todos los hablantes hacemos el mismo uso de la lengua, depende del lugar del que procedemos (variedad diatópica), de nuestro nivel socioeconómico y cultural (variedad diastrática) y de la situación comunicativa (variedad diafásica). Es decir, no habla igual un andaluz y un gallego, uno que no tenga ni el título de la ESO y un arquitecto, ni se habla igual en el instituto que en una reunión de amigos.
La variedad diastrática depende también de la edad del hablante, (no se habla igual en la adolescencia que a los 50 años), también depende del sexo (sexolecto), se supone que las mujeres hablan con un registro más formal que los hombres, aunque parece que actualmente no existen diferencias. El siguiente vídeo muestra en clave de humor estas diferencias. Si nos ves los subtítulos pulsa CC.
Podemos comprobar gracias al lenguaje cómo ha cambiado la sociedad, atendiendo a estas variedades alejadas de la estándard. El otro día una alumna me dijo que “X pasaba de su culo” (curiosa metonimia), otros llaman a su madre “vieja” (a los cuarenta y tantos), el dinero es la “guita”, la palabra novio/a ha desaparecido de la lengua, así como el adverbio muy, reemplazado por mazo (los problemas de matemáticas son mazo difíciles o tal persona es mazo pesada), sin olvidar la repida expresión: me ray/llas, (que no se sabe ni cómo se escribe).
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