viernes, 25 de febrero de 2011

Biblioteca de Barcarrota

                                                                                                                  Barcarrota, 1992.
Antonia decide reformar la segunda planta de la casa de sus padres porque se va a casar y va a formar allí su hogar. Contrata al albañil Antonio Pérez, quien, con su pico, abre una pared y además de ésta, atraviesa un libro escondido allí, el Alborayque. Junto a este título, (que es la castellanización de Al – Buraq, nombre del corcel con el que Mahoma subió al séptimo cuelo), aparecieron otras nueve joyas bibliográficas y una nómina (papel escrito con diverso contenido que se llevaba en una bolsita para llevarlo consigo como recuerdo), todas en perfecto estado de conservación,  fechadas entre 1525 y 1554. Es lo que se conoce como la Biblioteca de Barcarrota. (A través del enlace puedes disfrutar de las obras en edición facsímil).


Son obras prohibidas por la Inquisición debido a que no siguen la ortodoxia cristiana: un manuscrito italiano de contenido sexual, un pequeño tratadito de exorcismos, un ejemplar único de la Oración de la Emparedada en portugués, una edición latina de la Lingua de Erasmo, un tratado de quiromancia, El Colofón del Exorcismo de Mirabile... Sin olvidar la edición de El Lazarillo de Tormes.
Hasta ese momento se conocían tres ediciones del mismo año, de 1554: la de Alcalá de Henares, la de Amberes y la de Medina del Campo. La de Bancarrota es la única que se conserva en España. Si quieres saber el argumento por tratados pincha en la imagen.



La nómina - amuleto, fechada el 23 de abril de 1551 en Roma, es un sello de forma circular escrita por las dos caras con el siguiente texto en latín:

«Dichoso tú que has creído en mí, sin haberme visto. Porque de mí está escrito que los que me han visto no creerán en mí y que aquellos que no me han visto creerán y tendrán vida. Mas acerca de lo que me escribes de llegarme hasta ti es necesario que yo cumpla aquí por entero mi misión y que, después de haberla consumado, suba de nuevo al que me envió. Cuando haya subido, te mandaré alguno de mis discípulos que sanará tu dolencia y os dará vida a ti y a los tuyos».

Parece que servía como carta de identificación entre judeoconversos, como amuleto medicinal para el alma y el cuerpo. Tenía además un sentido cabalístico y esotérico, además, es la única encontrada con un Tetragrammaton. Se cree que fue de Miguel Servet, teólogo y ocultista ejecutado por herejía.

Esta joya bibliográfica se la debemos a Francisco de Peñaranda, natural de Llerena (Badajoz), médico criptojudío que, hacia 1557, se vio obligado a esconder sus libros emparedándolos en su propia casa y a huir a Portugal para librarse de la presión inquisitorial de Felipe II.



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